El fileteado porteño es Patrimonio Cultural de la Ciudad y tiene un Maestro de Ostrów
Gardeleando definidos firuletes
Con colores de los genios inmortales
Dragoneaste tu pintura en los frentes
De carruajes empilchados... populares.
Julio C. Brittez. “Untroib”
El pasado 7 de junio se realizó el acto por la “Declaración de Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires al Filete Porteño”, en el tradicional Café Tortoni de la ciudad de Buenos Aires.
La ley 1941, que declara al Filete Porteño Patrimonio Cultural de la ciudad, fue impulsada por el Diputado Norberto La Porta , quien en su discurso durante el acto mencionó la importancia de derogar el decreto que impide desde el año 1975 el filete en los colectivos de Buenos Aires. Participaron del acto la Lic. Leticia Maronese y la Lic. Ana Cousillas de la Comisión para la Preservación el Patrimonio Histórico y Cultural de Buenos Aires, junto a una concurrida asistencia de maestros fileteadores, historiadores y representantes del tango.
El pintor Nicolás Rubió, afincado en la ciudad de San Isidro, se especializó en el arte del fileteado porteño. Nos cuenta quien fue este polaco maestro fileteador llamado León Untroib:
“Conocí personalmente a don León Untroib, maestro de fileteadores, en 1984. En la Biblioteca Municipal de Toulouse, Francia, se iba a realizar la exposición denominada “Le Tango de Carlos Gardel”, y su organizadora Anne Marie Duffau, deseaba poder exhibir “un trabajo de esos muy coloridos, que se hacían para decorar y distinguir los carros y los camiones”, y que ella consideraba, y bien, característicos de la ornamentación popular de Buenos Aires.
Estaba pidiendo un filete. No tuve ninguna duda, debía ver al maestro Untroib. Fue así que después de haber hablado telefónicamente, llegué al 1900 de la calle Catamarca, entre Brasil y Pedro Echagüe, a metros del Instituto Bernasconi, en el barrio de Parque de los Patricios.
En su casa - taller lo conocí personalmente, junto a su esposa Emilia. Luego de contarle el motivo de mi visita, León dijo: “Voy a hacer el filete y lo donaré para esa ciudad”. En noviembre de 1984 la imagen de Gardel, con su sonrisa franca, acompañada por elegantes curvas y volutas, ocupaba un lugar de honor en la exposición. Los visitantes se fotografiaban a su lado.”
Untroib nació el 25 de diciembre de 1911 en Ostrow, provincia de Wolyn, Polonia. Su padre se dedicaba a la decoración de arcones. Allí comenzó su aprendizaje. La familia decidió viajar a América, y en octubre de 1923 llegaban a Buenos Aires.
A los trece años su padre le confió la responsabilidad de dibujar unas azucenas en dos jardineras que eran utilizadas para el reparto de pan. “Lo hice tan bien que al año siguiente comencé a trabajar solo”. León amaba su oficio y reconocía como precursores a Salvador Venturo y a Miguelito, su hijo; a Vicente Brunetti y sus hijos Enrique y Alfredo; a Pedro Unamuno; a Laureano Ferrer; a los hermanos Assante; a Alejandro Mentaberri; a Cecilio Pascarella; a Natero; a Ernesto Magiori; a Federico González Irigoyen, y a Carlos Carboni.
León contaba que el corralón que había en Los Patos entre Colonia y Luna, era como una verdadera exposición de carros fileteados, especialmente de lecheros, como el de don Diéguez, quien lo paraba orgullosamente en la puerta de su casa, en Uspallata y Colonia antes de iniciar el reparto.
Untroib trabajó muchos años pintando carrocerías y cajas de camiones en el taller “La Véneta”, y sus fileteados siempre lograron aquello que consideraba lo más difícil: la unidad. Eran los tiempos de oro del filete.
Desde sus mismos comienzos, las frases catalogadas como de sabiduría popular formaron parte del filete. Según Untroib, posiblemente tenían origen en los versos para cantar “flor” en el truco. En un principio, aludían principalmente a las recompensas del trabajo duro y la vida honesta (“Miralo de arriba a abajo, lo gané con mi trabajo”), las ironías del destino (“De nada sirve llorar cuando la suerte se inclina”), el amor maternal (“En el jardín de la vida, la mejor flor es mi vieja”,) y la protección divina (“Virgencita de Luján, guía mi camino”). Tampoco faltaban los mensajes machistas (“Se doman suegras a domicilio”, “T.B.C. y T.D.G.”), los picarescos (“Lo hice con ruedas bajitas pa’ que suban las gorditas”, “Nena que curvas y yo sin freno”) y los abiertamente humorísticos (“Me cortaron pa’ bacán y se olvidaron de coserme”, “Anda que te cure Hortensia que Lola está de licencia”).
Es notable que nunca se hayan usado leyendas de carácter político. Las penas propias siempre se le han atribuido a una mala jugada del destino, al justo castigo de Dios, o como consecuencia lógica de un comportamiento inmoral, cuando no a la siempre perversa intervención de una suegra.
Entre las obras de Untroib no aplicadas a vehículos destacamos la puerta de la legendaria “Corrientes 348” ; la placa boquense ubicada en Suárez y Necochea, esquina mítica del tango, y el mural de la estación “Carlos Gardel” de la línea B de subterráneos.
En 1985, en la estación Carlos Gardel de la Línea "B" del subte, si inauguró el mural “Eterno en el alma y en el tiempo” en homenaje al máximo cantor nacional. Línea B, Estación Carlos Gardel ( ex Agüero ), entrepiso.
En 1975 la Secretaría de Transportes de la Nación prohibió expresamente el fileteado en los colectivos, considerando a esta ornamentación como excesiva y caótica. Esta prohibición, que todavía está vigente, impulsó al filete “de caballete”.
Untroib vendía tablas en su famoso puesto de los domingos en el mercado de antigüedades de la Plaza Dorrego. En noviembre de 1994 el refugio de la calle Catamarca quedó en silencio. El olor de las lacas todavía impregnaban el ambiente. En la oscuridad de la noche surgió inesperadamente una música como aquella que lo acompañaba siempre, y las sirenas con los dragones y las flores con los pinceles por él fabricados bailaron una última danza en su homenaje. Don León había fallecido...
Lic. Claudia Stefanetti Kojrowicz
para Glos Polski, Buenos Aires
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